Cuando llegue a aquel sitio, pude comprender que no fue casualidad que estuviera ahí,
mis ojos podían contemplar un azul en varios de sus matices:
azul cielo, azul turquesa, azul de prusia, azul cobalto, azul celeste,
azul cerulio, azul índigo, azul traslucido, con tintes morados
y hasta brillos blanquecinos en la superficie por los rayos del sol.
Noo! no fueron los colores los que me cautivarón, aunque no niego son hermosos,
lo que me embeleso ~fue el sonido de las olas~
una sinfonía que me hacia regocijar,
pase casi toda la tarde escuchando el movimiento de las olas
y entonces sintonice a ese mismo ritmo mi corazón,
cuando me despedí de aquel azul silencioso quise capturar el sonido
y guardarlo como amuleto
para aquellos momentos en que necesite recordar que las olas del mar sintonizan mi bien-estar.
3 comentarios
que hermoso es el color azul en todas sus tonalidades.
ResponderBorrarLo imagine como una paleta de colores, listo para plasmar en un lienzo...
BorrarMe gustó mucho que contaras la anécdota del mar en versos.
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