Cuando llegue a aquel sitio, pude comprender que no fue casualidad que estuviera ahí,
mis ojos podían contemplar un azul en varios de sus matices:
azul cielo, azul turquesa, azul de prusia, azul cobalto, azul celeste,
azul cerulio, azul índigo, azul traslucido, con tintes morados
y hasta brillos blanquecinos en la superficie por los rayos del sol.
Noo! no fueron los colores los que me cautivarón, aunque no niego son hermosos,
lo que me embeleso ~fue el sonido de las olas~
una sinfonía que me hacia regocijar,
pase casi toda la tarde escuchando el movimiento de las olas
y entonces sintonice a ese mismo ritmo mi corazón,
cuando me despedí de aquel azul silencioso quise capturar el sonido
y guardarlo como amuleto
para aquellos momentos en que necesite recordar que las olas del mar sintonizan mi bien-estar.